Está a medio kilómetro de la Huaca del Sol, esta construcción destaca por tener templos que fueron superpuestos y construidos en diferentes períodos. En su plataforma superior se levantaban una serie de salas decoradas con figuras humanas. En un altar ceremonial del último templo construido fueron descubiertos los restos de 40 guerreros sacrificados. La Huaca de la Luna conserva interesantes pinturas murales de 5 colores (blanco, negro, rojo, azul y amarillo), los cuales fueron obtenidos de minerales, y relieves donde se puede apreciar la divinidad moche llamada Ai apaec o el dios degollador.
En la fachada se puede observar que una serie de personajes como la deidad de las montañas con cinturones que terminan en cabeza de cóndor, zorros con cabezas trofeos, pescadores, una serpiente, enormes cangrejos con cuchillos ceremoniales, personajes agarrados de las manos o los sacerdotes de los rituales. Cada figura es relacionada con el culto al agua y a la fertilidad agrícola.La iconografía de esta cultura ofrece, además de los ceramios llamados huaco retratos, o figuras de oro y plata, escenas rituales, de batallas entre guerreros, en donde los derrotados eran conducidos al templo para ser sacrificados y obtener la sangre, símbolo de fertilidad y renovación de su poder. Esta ceremonia no era vista por la gente del pueblo, sino que se trataba de un ritual privado entre los sacerdotes. En este recinto está representado a un Dios que era muy importante para ellos y su cultura.