LEOPARDOS
Habitualmente, se lo suele confundir con el guepardo, con el cual comparte un aspecto muy similar (pelaje amarillo con motas oscuras), pero del cual difiere enormemente tanto en características físicas como en comportamiento, siendo el guepardo llamativamente menos agresivo que el leopardo; además, el leopardo no tiene los característicos lacrimales negros que encuadran el morro del guepardo.
El leopardo tiene una silueta bastante maciza, con la cabeza redonda y la cola larga y fina. Sus patas son potentes, con cuatro dedos en las posteriores y cinco en las anteriores, siendo todas sus garras retráctiles.3 Alcanzan de 91 cm a 1,91 m de longitud, más la cola que mide de 58 a 110 cm y una altura en la cruz de 45 a 78 cm.4 Los machos adultos llegan a pesar entre 37 y 90 kg, y las hembras de 28 a 60 kg.
Los leopardos cazan preferentemente por la noche y acostumbran a pasar el día durmiendo entre la vegetación, en cuevas de otros animales o, a menudo, sobre la rama de un árbol al que trepan con agilidad a pesar del tamaño que poseen. Por lo general suelen evitar en lo posible la presencia del ser humano debido al temor que les infunde.
Para el leopardo, el árbol es a la vez donde descansa, desde donde observa y caza a su presa y donde almacena su comida. Desde lo alto del árbol, el leopardo puede tender una emboscada a sus presas y también dejar la comida fuera del alcance de algunos carroñeros.